jueves, marzo 28, 2024
Opinión

Identidad Nacional

Aarón Dávila.

¡Que Viva México! Patria mía. Foto: Ilustrativa.

¡Soy mexicano! ¡Amo a México! ¡Me mueve México! Septiembre es el mes que nos recuerda, acentúa y remueve, el sentimiento de nación en nuestros corazones. Todo se ve como México, todo sabe a México, todo es México.

Al son de “México lindo y querido” ¡Viva México! y el jarabe tapatío, entre otras canciones, la bandera nacional ondeando, los pambazos, el pozole, las tostadas, la pirotecnia, el repique de las campanas y el grito de ¡Vivan! ¡Vivan! ¡Vivan! Emerge en nuestros corazones el sentimiento de amor más puro por nuestro México.

Septiembre, el llamado mes patrio, nos hace vivir esa emoción de ser mexicanos y revivir el coraje y el valor con el que lucharon, quienes hicieron posible la independencia de nuestro país.

Hombres y mujeres que decidieron dar un vuelco a la historia y tomar la ocasión de ganar para México su independencia.

La independencia de México fue la consecuencia de un proceso político y social, resuelto por vía de las armas, que puso fin al dominio español en los territorios de la Nueva España.

La guerra por la independencia mexicana tuvo su antecedente en la invasión de Francia a España, en 1808, y se extendió desde el “grito de Dolores”, el 16 de septiembre de 1810, hasta la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México, el 27 de septiembre de 1821.

Gracias a la acción decidida de hombres como: Miguel Hidalgo y Costilla, el iniciador de la guerra por la independencia, Ignacio Allende, militar insurgente mexicano; en compañía de Hidalgo y Aldama dio inicio a la lucha por la independencia, fue llamado Generalísimo.

Josefa Ortiz de Domínguez, esposa del corregidor de Querétaro, alerta a Hidalgo, Allende y Aldama que han sido descubiertos, hecho que adelanta el levantamiento en armas.

José María Morelos y Pavón, líder insurgente conocido como “El siervo de la Nación”, encabeza la lucha, a la muerte del cura Miguel Hidalgo. Agustín de Iturbide, militar criollo, al frente del Ejército Trigarante, se convirtió en uno de los caudillos más importantes de la última etapa de la lucha por la independencia de México.

Vicente Guerrero, bajo el mando de José Ma. Morelos, toma el mando del ejército a la muerte de éste, junto con Iturbide proclama el Plan de Iguala. Así como muchos otros que con gran osadía lucharon por México. Es por esto por lo que podemos ahora celebrar nuestra Independencia.

Alfonso Rodríguez Castelao, político y ensayista, dijo que: “El verdadero heroísmo está en transformar los deseos en realidades y las ideas en hechos.”. Los héroes de la Independencia supieron hacer realidad ese sueño de libertad, para todos los mexicanos.

De manera que, a pesar de todo lo que hemos padecido y padecemos en la actualidad, los actos de corruptelas de personas que han tratado de destruirnos como nación, de la delincuencia, de la cobardía y la mentira, de quienes piensan que sus acciones son superiores a México, seguimos adelante, no olvidando que a los mexicanos nos identifican valores supremos que, como nación, nos fortalecen y nos han permitido resistir los más grandes embates, a través de los tiempos.

El deseo por vivir en verdadera libertad, el amor por la familia, la solidaridad, la fe, la esperanza; valores que enarbolan el verdadero sentimiento de la nación.

Todo esto es lo que nos identifica con nuestro México. Ahora, hablemos de la identidad nacional.

La identidad nacional es un sentimiento de pertenencia a la colectividad de un Estado o nación. Se basa en el concepto de nación, que es una comunidad de personas que comparte una serie de vínculos histórico-culturales y que habita dentro de un territorio o Estado.

La identidad nacional ha sido fundamental para el sentimiento de cohesión y unidad de los estados.

Pero la verdadera identidad nacional se hace presente en los sabores de México, en el calor de su gente, su tierra, el aroma de sus flores, la grandeza de sus valles, el verdor de sus campos, su fauna, la riqueza de sus cantores y poetas, sus chistes, sus historias, toda risa, cada lagrima derramada, tantos y tantos recuerdos de familia, de amigos y comparsas.

Todo esto es México y ese es el motivo de nuestro festejo.

Jeremías, el profeta, decía: “Procuren la paz de la ciudad a la que permití que fueran llevados. Rueguen al Señor por ella, porque si ella tiene paz también tendrán paz ustedes.”.

Y es esto, precisamente, lo que deseamos celebrar, la paz de nuestro México, la paz que anhelamos para nuestros hijos e hijas, la paz que mantendrá la grandeza de nuestra nación ante la adversidad.

Este sea entonces nuestro deber con nuestro país, nuestra más pura intención y parte del legado que dejemos a nuestros hijos. Un corazón que ama a México.

México es solidario y lo ha sido siempre. Ahora mismo, nuevamente nos une el dolor por nuestros hermanos, quienes fueron embestidos por la bravura de los actos de la naturaleza, solidariamente desde nuestros lugares y con el corazón en la mano, nos dolemos con todos ustedes y pedimos su pronta recuperación de los desastres pasados.

Quiera Dios que pronto vuelva la paz a sus corazones.

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