Investigadora UAEMéx, desarrolla método para aprovechar residuos orgánicos
Aprovechar los desechos orgánicos para la generación de combustible (biogás) es el objetivo principal de Gehovana González Blanco, investigadora del Instituto Interamericano de Tecnología y Ciencias del Agua (IITCA). En su proyecto de investigación “Caracterización de los desperdicios alimentarios para la codigestión anaeróbica a través del ensayo de potencial bioquímico de metano (bmp)” se utilizan microorganismos con la capacidad de degradar residuos y convertirlos en metano, el cual se puede utilizar posteriormente como energético.
Ante el acercamiento de la empresa Hidrosistemex con el Cuerpo Académico “Tecnodesarrollos a partir de residuos sólidos y líquidos” del IITCA se logró un convenio con la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) para proponer alternativas que dieran un buen uso a la basura orgánica, principalmente para la creación de biomateriales (bloque de construcción, alimentos, composta, etc.) y biocombustibles. El grupo de trabajo, del cual Gehovana González Blanco forma parte, está compuesto por investigadores del IITCA, entre ellos David García, Iván Cervantes, Ana Elisa Alcántara, Iván Gallego, así como Itzel Hernández y Ricardo Beristain, colaboradores de la UAM-Lerma.
“El proceso de digestión anaerobia es similar a lo que hacemos nosotros, tal cual dice su nombre, es digerir. Nosotros cuando comemos algo lo procesamos, asimilamos nutrientes y otros tantos los desechamos. Lo mismo sucede en la digestión anaerobia, pero lo hacen bacterias que no requieren oxígeno. Y el producto de desecho que ellas generan es el biocombustible”, explicó la investigadora.
El interés por desarrollar la investigación se debió a que la cantidad de residuos sólidos que se generan en el Estado de México es la más alta a nivel nacional. Según la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), en el 2020 se estimó que se generaron aproximadamente 16 mil 739 toneladas de basura, siendo aproximadamente la mitad de procedencia orgánica, la cual provoca grandes daños al medio ambiente debido a los gases de efecto invernadero que desprenden durante su putrefacción. Mientras que las repercusiones para la salud son graves, ya que favorecen la proliferación de plagas (moscas, ratas, cucarachas) y, por ende, provocan enfermedades gastrointestinales, parasitarias y dérmicas.
La caracterización de los desperdicios recolectados en el Estado de México permitió a González Blanco establecer que la mayor parte de los residuos alimentarios que se generan y desechan poseían un pH ácido, asociado probablemente a una alta presencia de cáscaras de cítricos, lo cual podría complicar el proceso de digestión anaerobia en las bacterias. Sin embargo, en los resultados se demostró que alrededor de 50% del biogás extraído era metano, sustancia importante para establecer su calidad. Actualmente su equipo de trabajo utiliza cosustrato, otro tipo de residuo que se complementa con la basura orgánica, permite obtener un pH más neutro y facilita el procedimiento. Entre los cuales se encuentra un agua residual tratada en el IITCA que permite mejorar la producción de metano en el biogás.
“El biogás es una mezcla de metano y dióxido de carbono, principalmente, por lo que nuestro objetivo es que contenga al menos 70% de metano, porque de esa manera estaríamos asegurando que tenemos un biogás altamente energético”, detalló González Blanco.
Es por ello que para resolver el problema de contaminación ambiental Gehovana González sugiere aprender a separar los residuos urbanos correctamente (los residuos orgánicos, inorgánicos y sanitarios). De esta manera se evita una contaminación cruzada y en cambio, se tiene un mejor aprovechamiento, además de que permite mejorar el entorno y cambiar la perspectiva de la sociedad.
“La intención es que ya no veamos a los residuos como basura sino como una materia prima para obtener nuevos productos”, añadió la investigadora.
Más científicas para cuidar el ambiente
La especialista en fisiología microbiana llamó a que más mujeres participen en disciplinas a favor del medio ambiente relacionadas con la generación de productos como la Biotecnología Ambiental y la Ingeniería Bioquímica Industrial.
A pesar de los retos que se puedan presentar en el sector laboral, considera que las mujeres pueden hacer grandes aportaciones en estas áreas. Así pues, de acuerdo con la Agenda Estadística UAEMéx, del periodo 2021-2022 la solicitud de mujeres a la licenciatura de Ingeniería Química fue un 3% mayor en comparación con la de los hombres, de lo cual se espera que paulatinamente el porcentaje vaya incrementando y que nuevas generaciones de mujeres se interesen cada vez más por distintas áreas de la ciencia.