Entre llanto, dolor y alarido de justicia dan el último adiós a Jessica
José Ángel Gutiérrez López
Una emotiva misa, lágrimas, dolor, impotencia y exigencia de justicia, todo se conjugó en el municipio de Otzolotepec, donde familia, amigos, vecinos y colegas de Jessica Sevilla Pedraza dieron hoy el último adiós a la doctora, quien murió víctima de extrema violencia en Huixquilucan tras desaparecer en Xonacatlán.
En la parroquia de San Bartolomé Apóstol de Villa Cuauhtémoc, cabecera de Otzolotepec, no cabía nadie más. Muchos quedaron fuera, unos con sombrillas, otros sujetando coronas de flores y otros sentados, porque el recinto era insuficiente para dar cabida a todos en la misa de cuerpo presente.
Dentro de la iglesia, los padres de Jessica, Juana Pedraza Benítez y Abel Sevilla Morales, estaban cabizbajos y afligidos, pero en todo momento renuentes a perder la fuerza, a pesar del dolor de ver partir a la cita fatal con el destino a una de sus cinco hijas, la madre de un menor de año y medio de edad.
El párroco pide no perder la esperanza, aunque acepta que es obvio el dolor de una pérdida humana. En el resto de la ceremonia religiosa pide por el eterno descanso de la mujer de 29 años, lo que parece aminorar por instantes los sentimientos de los dolientes.
Tras el saludo de paz finaliza la misa. Llegó el momento hacer el cortejo fúnebre por avenida Independencia, en dirección norte, pero hay una escala en calle Galeana, donde ante una valla de coronas de flores, en un hogar familiar, la música del mariachi causa llanto de varios familiares.
El cortejo, integrado por cerca de 500 personas, regresa a Independencia. Nuevamente toca andar hacia el norte. Los vecinos salen de sus domicilios a presenciar el paso del féretro, en cuyo frente va un familiar con un retrato de Jessica, que han visto miles en las redes sociales, pero hoy con un moño blanco.
Todos han llegado al panteón municipal, en la comunidad de Santa María Tetitla, a unos dos kilómetros. Antes de ingresar al cementerio, las voces de un poblado, Otzolotepec, se unen: “¡justicia, justicia, justicia!”, como exigencia al gobernador Eruviel Ávila, frente a cuatro medios de comunicación presentes.
Nuevamente ante una valla de coronas, proporcionadas por seres queridos. El ataúd es llevado ante la última morada, con los padres tomándolo de las esquinas frontales. Ahí, la familia sigue clamando justicia, ante otros acompañantes que piden aplausos y porras para Jessica, quien es descendida a su última morada.
“Mi hija no debió tener esa muerte, créame que a ni a un animal se le hace lo que le hicieron, ni al peor criminal le han hecho lo que le hicieron a mi hija (sic), eso no es de una persona cuerda; está loca la persona que le hizo eso”, dijo en breve entrevista el señor Abel sobre el homicida que desfiguró y decapitó a Jessica.
“Tengo cinco hijas ¿cuántas me van a dejar?”, cuestionó el padre.
¿El resto? palabras similares a las de ayer, en la entrevista que concedió la madre a Diario Evolución. Y la novedad: por primera vez se acercó a la familia personal de la Fiscalía General de Justicia, ahí en el panteón, donde la justicia fue la principal exigencia.