Convivir en familia: La Mejor terapia del mundo
Aarón Dávila.
Actualmente, la familia es aún el núcleo de la sociedad; los valores que mamamos en ella desde nuestra niñez nos forman como individuos y como el centro del quehacer social diario.
Seguramente muchos crecieron en familias inolvidables, divertidas, apasionadas, llenas de aprendizaje y experiencias únicas. Otros tal vez no corrieron con la misma suerte, sus familias, más bien, fueron del tipo, como dijeran los jóvenes hoy en día, #desechables, #sin retorno, #no volveré, #hasta pronto.
Ojalá y nos hubieran dado la oportunidad de escoger. Tal vez una familia rica, ¿O qué tal, una de la nobleza? O mejor aún, una familia de artistas famosos; pero, no fue así.
Hay quien dice que tenemos justo la familia que nos merecemos, aunque para ser justos también, tenemos más bien la familia que construimos día con día, a partir de los valores, las experiencias, los recuerdos, los anhelos y lo que hemos deseado sumar o restar al estado actual de nuestra familia.
Si no tuviste la mejor familia del mundo, está en ti cambiarlo, no persigas el mal, ni permitas que tus experiencias pasadas afecten el resto de tu vida, siempre es un buen momento para cambiar lo vivido y darle un curso nuevo a lo por venir; no repitas las malas historias, crea tu propia historia una y tantas veces como sea necesario hacerlo. Recuerda que: “La memoria de los días pasados te permite construir los días venideros.”.
Convivir en familia, supone un tiempo especial, es la oportunidad de hacer del tiempo en familia el más rico de todos.
Es ocasión para contar tus nuevos proyectos, tus experiencias en el trabajo o en la escuela, cómo fue tu día en general, tal vez contar un buen chiste, un buen recuerdo, o simplemente escuchar lo que los demás miembros de la familia tienen que decir; en fin, es un momento especial lleno de posibilidades. Durante el desayuno o la comida o tal vez el momento ideal sea la cena, la sobremesa o un buen café.
Desgraciadamente, nuestro principal enemigo, al momento de pretender convivir, es la tecnología; curioso, ya que la misma se inventó para facilitar nuestra vida en diferentes aspectos.
Quien tenga oídos para oír, oiga. Una buena costumbre al estar con la familia es hacer a un lado los celulares, las tabletas, el iPad, el iPod, el iWatch y todo lo que comience con “i” y termine con “S”.
Las cosas simples de la vida suelen ser las más ricas, sin poses, sin mascaras de por medio. En familia encuentras lo mejor de ti mismo, surgen las mejores ideas, comes las conchas más ricas y cenas como en ningún otro lugar. En familia siempre será mejor.
Permítanme compartirles que este fin de semana, que recién paso, tuve la dicha de recibir a parte de la familia en nuestro hogar, todavía no terminaban de instalarse todos, cuando varios de los sobrinos y sobrinas se me acercaron, con gran alboroto, pidiéndome la clave del Internet para poder así conectarse a las redes sociales, a los chats, a los juegos en sus teléfonos celulares, etc.
En ese momento levante la voz y les dije a todos con mucho énfasis: “Este fin de semana vamos a convivir en familia y vamos a disfrutarnos como familia; por lo tanto, a partir de este momento quedan prohibidos los celulares, las tabletas y cualquier tipo de equipo que pueda distraernos y estorbar nuestra convivencia.”.
Todos se me quedaron viendo como digiriendo lo que les acababa de decir en ese momento, vi la cara de los niños y las niñas, sus ojos se abrieron con una expresión de máxima sorpresa, pero acto seguido… todos aceptaron gustosos y dejaron sus aparatos, le dije a los niños tomen el balón y corran al parque, jueguen diviértanse y disfruten este tiempo; así lo hicieron y la experiencia fue maravillosa, jugaron y jugaron hasta el cansancio; mientras tanto, los papás nos quedamos conviviendo, platicando, riendo, recordando las experiencias y recuerdos de la infancia, los buenos y los no tan buenos, pero la sensación de la plática, de estar juntos compartiendo, fue una experiencia verdaderamente maravillosa.
El fin de semana que compartimos como familia sembró en nosotros nuevos recuerdos, que, seguramente, en los días venideros cosecharemos con alegría.
La sensación de poder ver a los ojos a tu familia es especial, capturar cada expresión, cada gesto, todo lo que se va dando y como poco a poco se restaura la intención y la capacidad de comunicarnos unos con otros; recuerda, tal vez no todo sea maravilloso, pero como decía Saulo de Tarso: “De todas las cosas, toma lo bueno y desecha lo malo.”.
Cada familia es diferente, todas las familias tienen sus propios problemas, y podríamos afirmar que no existe la familia perfecta. Los padres como cabezas de familia son los que deben procurar la convivencia pacífica basada en el respeto.
Al corazón de la familia están ceñidos los más ricos e importantes valores y es responsabilidad de los padres inculcarlos en cada miembro de ésta.
El rey Salomón dijo a los padres: “Instruye al niño en su camino y aun cuando fuere viejo no se apartará de este.”.
De igual manera, dijo a los hijos: “Atiende, hijo mío, las correcciones de tu padre, y no menosprecies las enseñanzas de tu madre.”.
Es decir, en la familia todos tenemos un papel muy importante que realizar, tanto el que debe instruir, como el que debe aprender y vivir correctamente lo aprendido. Por lo tanto, el que debe instruir instruya y quien deba aprender aprenda.
En la familia la convivencia resulta esencial, sin ella, surgen muchos de los problemas que hoy en día nos afectan, como es la violencia, la drogadicción, la criminalidad, etc.; esto sucede cuando en los hogares nunca hubo tiempo para platicar, para infundir valores, dar seguridad y sentido de pertenencia a cada integrante de la familia, eso en el ámbito familiar, padres e hijos; pero también en el ámbito de pareja, si no existe una convivencia, diálogo o comunicación, pronto habrá un distanciamiento y por ende un divorcio o un adulterio.
Aún estamos a tiempo para luchar y recuperar el mejor momento para nuestras familias. Unidad, amor, reencuentro, interés y un sinfín de oportunidades.
Convivir en familia sanamente da por resultado una sociedad mejor y más fuerte, no echemos en saco roto la oportunidad de cambiar las cosas para bien.