sábado, diciembre 14, 2024
Municipios

Niños groseros provocan divorcios

*Melchor García* 

Foto: Padres e hijos.

Una de las razones por la que los matrimonios pelean continuamente es por la mala educación en los niños, lo que origina que la pareja se distancie al grado de una inminente separación, advierte la especialista de la Universidad Nacional Autónoma de México, Karla Estrada Villavicencio.

Señala que estos escenarios no son todo culpa de los niños, sin embargo, su comportamiento genera que los padres se distancien, lo que sí es un factor que incide en la fractura de la familia, por lo que se ha convertido en algo común en aquellas parejas que buscan apoyo y terapia.

Explica que entre los factores que producen mayor rebeldía en los hijos se encuentran la ausencia de los padres, la falta de comunicación entre estos y los pequeños, el gusto por programas televisivos que muestren esta forma de comportamiento, además de la preferencia por videojuegos agresivos.

Indica que estas constantes se originan de forma silenciosa que, cada vez, a menor edad los menores muestren comportamientos antisociales y con afán de revancha ante los progenitores.

“Si bien los menores no son responsables de su comportamiento, sí son el reflejo de una mala educación en la que prevalece una falta de valores de respeto y amor, entonces su comportamiento se vuelve hostil con alguno o ambos padres, esto incide en el desequilibrio de la familia originando constantes peleas y en ocasiones el fin del matrimonio”, asegura la especialista del comportamiento.

Sin embargo, puntualiza que los hijos sólo reproducen el comportamiento que observan, es decir, en la mayoría de los casos, imitan a los padres, por lo que, si pasan poco tiempo con ellos, entonces actúan como en la televisión, los videojuegos o el entorno que tengan cerca.

Entre los consejos que proporciona para que los niños no actúen de forma nociva en la familia, señala como principal y necesaria la convivencia entre los integrantes,  y debe prevalecer la tolerancia e individualidad, el respeto por los espacios que cada uno tiene, así como de las ideas.

Indica que es más fácil corregir el comportamiento en los niños pequeños, pues con explicarles y moldear su comportamiento basta, pero en los adolescentes se agudiza la problemática, por lo que se debe tener con ellos un tratamiento constante.

Entre las cosas que nunca se deben de hacer con los hijos, dice, está no criticarlos, burlarse de ellos, compararlos o hacerlos sentir que son el problema, pues recalca que los menores sólo reproducen lo que aprendieron y esto es responsabilidad de los padres.

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