Todo menos eso…
*Aarón Dávila*
-Todo menos eso…- le dije en cierta ocasión a un joven con quien hablaba.
Uno no puede darse el lujo de permitir que la gente que nos quiere o que nos conoce pierda la confianza en nosotros, dejando de apreciarnos como confiables.
La confianza en lo que hacemos, en lo que somos, en nuestra capacidad de acción y de respuesta ante las diferentes situaciones que se presentan en el día a día, en nuestro carácter o buen juicio.
A mi parecer, existe una línea tan delgada en cuanto a lo que se percibe de la gente con la que convivimos y tratamos todos los días, que es precisamente esa delgadez, la que obliga a cuidar con esmero el que no se pierda en forma alguna la manera en la que los demás perciben nuestra vida y nuestras acciones.
Ser confiable es un valor que se aprecia, ya que es un valor que forma carácter, reciprocidad, honestidad, congruencia, sinceridad, compromiso. Es un valor de gente.
Cuando pierdes la confianza en alguna persona, en particular, ya no lo percibes de la misma manera, esa persona causará escozor al verla, malestar, inquietud y desconfianza.
Una característica del amor, por ejemplo, es que, en consecuencia, te hace confiar en la gente que te rodea, y permítanme aclarar que ser confiable es un valor, no un hábito, es un acto consciente, no es manipulación y tampoco una negociación.
Cuando escuchamos el dicho: “Es una persona confiable”, respiramos con más calma al escuchar eso, nos hace sentir tranquilos, en especial cuando esa persona trabaja o simplemente va a nuestro lado en alguna labor o encomienda.
De manera que, lo peor que puede suceder en una relación laboral, de amistad, amorosa, familiar o de trabajo en equipo, es que los demás pierdan la confianza en nosotros mismos.
Ahora bien, ¿por qué debe interesarnos ser apreciados confiables por la gente que nos rodea? Debo decir que esencialmente por dos cosas, por amor y por respeto.
El amor crea en nosotros la intención por ser mejores, por hacer bien las cosas que debemos, a ser detallistas, a dar nuestro mejor esfuerzo.
En consecuencia, desear ser confiables inspira en nosotros deseo por ser respetados y por expresar en nuestras acciones respeto por quienes nos rodean, es un bien añadido.
Ser confiable no implica esperar nada de la gente, por el contrario, implica ser capaces de dar lo mejor de nosotros mismos todo tiempo, acciones correctas que demostrarán lo mejor de nosotros en todo momento.