jueves, noviembre 21, 2024
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Amar es cosa de dos

*Aarón Dávila*

Foto: Ilustrativa.

No son más los que aman, que los que desean ser amados.

En forma inverosímil, el amor pasó de ser un don a un favor, dejó de ser virtud para convertirse en simple atracción, pasó de ser inspiración a compromiso.

A mi parecer, sólo existen dos tipos de amor:

 El que es verdadero y el que es fingido.

El amor verdadero es sin fingimiento y el amor que se finge simplemente no es amor.

El amor no es un festejo, tampoco un bello regalo, mucho menos un beso; todo eso expresa de la manera más pequeña tan solo lo que realmente es el amor.

Si así me lo permiten, quiero compartirles un poema que escribí hace un tiempo, se encuentra en un libro de mi autoría llamado “Hoy cortaré una rosa” ©®

El verdadero amor

El verdadero amor hermosea tu rostro.

Te hace andar en lugares especiales.

Es como el buen mosto.

El verdadero amor se prueba a sí mismo.

Con sus hechos respalda sus acciones.

En él siempre hay un atisbo.

Encuentra como corregir sus errores.

Aun de estos los menores.

El verdadero amor busca, guía.

Se sujeta al bien común.

Otorga la gracia de ser día a día.

El verdadero amor no obliga ni exige;

Te da libertad y transige.

Con cierto trasiego sacude su culpa.

No alcanza, ni siquiera intenta,

Dispensar su paso a cuesta.

El verdadero amor ríe,

Encuentra motivos, nunca se cansa.

Busca la siguiente corriente.

Siempre vuelve a casa.

El verdadero amor va al frente.

Encuentra un mejor camino.

La debilidad lo hace fuerte.

El verdadero amor es consiente.

En él, espera y se paciente.

Mire usted: Amar es cosa de dos; claramente no es una misión, tampoco es una aventura, mucho menos diversión. 

Amar, no se debe tan sólo a sus ingredientes sino más bien, a la correcta proporción de estos, a su debida integración y muy importante, a la función de su propio sabor y propiedad.

​ Amar no es tan sólo una promesa, es un ejercicio diario motivo tras motivo, esperanza sobre esperanza, mucha fe en caja y voluntad de que suceda.

Amar es cosa de dos: Dos mentes, dos corazones, dos voluntades, dos intenciones, dos esperanzas. 

Cada uno de estos ingredientes bien mezclados, bien sazonados, bien cocidos y preparados, una buena presentación con mucho anhelo de gustar y caer bien y entonces ¡voila!

Con mucha voluntad de que suceda… Un producto final perdurable y verdadero.

Necesitamos vivir un amor diferente o como decía Pablo el apóstol, un amor sin fingimiento, un amor claro, sin reveses, sin descuido, que rechaza lo malo y que está atento a los detalles y de igual forma de las cosas pequeñas como de las grandes, siempre dispuesto a dar y a seguir intentando.

Es mentira cuando decimos no tener la culpa de nada en los errores por que nuevamente, esta es una historia de dos y es a partes iguales en todo.

Amar, es cosa de dos: un ejercicio siempre de ida y vuelta, capaz de perdonar y de infundir aliento a tiempo y fuera de tiempo.

Amor verdadero, amor transparente, amor que no miente; todo lo cree, todo lo espera, todo lo puede. Nunca deja de ser.

Amar es cosa de dos: una sola carne y un solo Dios.

Unidos como uno solo, mente y corazón; alma y cuerpo, razón y sentimiento.

Amar es cosa de dos: amor de dos, amor de Dios.

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