viernes, diciembre 13, 2024
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Ana Elisa Alcantara, investigadora UAEMéx, analiza la calidad del agua de la Laguna de Chimaliapan en el Estado de México 

Foto: Especial

Ana Elisa Alcántara Valladolid, investigadora del Instituto Interamericano de Tecnología y Ciencias del Agua (IITCA) de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), estudia la calidad del agua en la Laguna de Chimaliapan, al sureste de la entidad, con el propósito de entender la relación que existe entre la diversidad microbiana, las condiciones fisicoquímicas y los contaminantes en el lugar.  

Desde su tesis de licenciatura, la investigadora trabaja sobre la dinámica de los compuestos orgánicos en el Curso Alto del Río Lerma, una zona de alto valor hidrológico para el centro del país y la Ciudad de México, por ser una región de alta captación pluvial. Su investigación aporta interesantes resultados, ya que, a pesar de estar contaminada, existen microorganismos de vida libre que mantienen una relación positiva y eficiente sobrevivencia, entre ellos bacterias, protozoarios y hongos. 

Es un hecho considerar que la laguna está viva, pues el estudio que desarrolla Alcántara Valladolid es la primera fase que permite ubicar a los microorganismos del lugar como bioindicadores de calidad en el espacio, es decir, un tipo de diminutos organismos que actúan como “testigos” de la eficiencia biológica que existe en la laguna, así como el funcionamiento de sus interacciones y bioprocesos que aún prevalecen. Estos resultados ayudan a comprender más la calidad de vida de los cuerpos de agua actualmente identificados como sistemas con registros de contaminación.  

“Hemos encontrado que algunas fuentes de contaminación antropogénica no afectan a ciertos grupos de microorganismos de la laguna, es decir, existe una interacción positiva entre la calidad del agua y las especies estudiadas en esta investigación”, refirió. 

En este sentido, Alcántara Valladolid explicó que aún existen contaminantes de tipo antropogénico que se depositan en la laguna y han coexistido con la microbiota, por lo tanto, es probable que esta interacción positiva ya cuente con un tiempo considerable de adecuación y respuesta ecológica por parte de los microorganismos.   

Otros factores que se relacionan con la dinámica microbiana de la laguna son algunas actividades turísticas recreativas, cinegéticas y paseos en lancha que se han implementado desde hace tiempo en el sitio y funcionan como estrategia de manejo; sin embargo, el objetivo no es que estas prácticas desaparezcan, sino que se apoye su mejora y sean más amigables con el ambiente, conociendo esta dinámica positiva que aún existe entre los microorganismos de sistema, afirmó Alcántara Valladolid. 

Ante estos resultados, la académica universitaria contempla una segunda etapa de investigación, en la cual se desarrollarán algunas propuestas de trabajo colaborativo y transferencia de conocimiento que permitan a la sociedad y autoridades, apoyar y mejorar las actividades sustentables existentes en la laguna y fortalezcan los aspectos microbiológicos positivos y amigables con el ambiente que aún existen en el sitio. 

Finalmente, Ana Elisa Alcántara refirió que “existe un auge de las mujeres en la ciencia. El porcentaje de participación es más del 50 por ciento a nivel nacional”. Abundó que está orgullosa de ser parte de este porcentaje y exhortó a las autoridades a que sigan apoyando este tipo de proyectos, que permiten fortalecer las líneas de investigación creadas por mujeres científicas de nuestra entidad. “Esto permite inspirar a más mujeres, al conocer que están encabezando proyectos muy importantes en nuestro Estado de México, son y serán siempre un ejemplo a seguir”, subrayó. 

“Yo impulsaría a mis compañeras y alumnas para que participen más en la investigación, ya que este tipo de proyectos tiene un impacto sustancial en nuestras áreas del conocimiento”, comentó. 

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