viernes, diciembre 13, 2024
Municipios

Crece xenofobia en Estado de México

*Melchor García*

Foto: Melchor García.

“Hay gente que cree que uno viene a molestar, yo tenía 35 años de vivir en mi casa ahí tenía todo, mis cuatro cuartos, 35 años de vivir; nadie quiere que lo saquen de su vivienda, nosotros no somos malas personas.”, es la voz de Elvia Pacheco, migrante hondureña, quien recuerda las calles de la colonia San José en donde vivió y hoy errante, sin hogar, ni sustento para ella y sus hijas; relata como la delincuencia y la violencia le quitaron todo y la volvieron migrante.

Como ella en el albergue de migrantes ‘Hermanos en el Camino’, del municipio de Metepec, se escriben historias de tragedia, hoy sobrepasadas por sentimientos xenófobos que crecen en la comunidad, lo cual se evidencia desde la caída en las donaciones, de hasta 50%.

“Con lo que se pueda juntamos para traer pollito, vamos a México y traemos 15 kilos de pollo, porque tenemos que poner la gas, la luz, muchos, muchos gastos que hay, pero la gente, pues ya no viene, ni siquiera a jugar con ellos, antes venía la gente a jugar con ellos, ahora ya no; es una baja impresionante.”, declaró Ruth Moreno, integrante del albergue.

Rechaza la postura en torno a que los migrantes centroamericanos sean factor de delincuencia, ya que su presencia, afirman, ha generado un operativo permanente de seguridad en la zona; además de que dicen no están en condiciones siquiera de robar, la mayoría cansados, débiles, sin fuerza y con zapatos maltrechos por caminar.

“Ni quitan trabajo, ni vienen a robar, son gente, ellos vienen porque los han sacado de casas cuando tienen hogar, tienen que dejar todo y se tienen que venir con lo que traen puesto y aparte los asaltan los mexicanos, les quitan su dinero y ellos vienen a trabajar, no vienen a quitarnos el trabajo.”, señaló.

Hoy en promedio son 50 migrantes que pernoctan en el lugar y llaman a la solidaridad de las familias mexicanas al recordarnos que, así como ellos, seguro tienen algún familiar o conocido que ha migrado; sin embargo, en su caso no fue para alcanzar el sueño americano, sino para sobrevivir y en algunos casos salvarles la vida a sus hijos.

“A veces uno sale de su país no porqué quiere, a veces me toca pedir una moneda y anda vete a tu país, vete a trabajar, si uno no trabaja aquí porque no le dan la oportunidad a uno y pide porque tiene necesidad, si yo tuviera no pedía, que no sean groseros, que se pongan en nuestro lugar, que si llegara alguien a sacarlos a ellos ¿qué harían ellos?.”, migrante hondureña.

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