Deficiente planeación urbana de municipios del EdoMéx
*Melchor García*
El cambio climático y el crecimiento descontrolado de las ciudades plantean nuevos desafíos para la planeación urbana en el Estado de México. Según expertos, las estrategias actuales deben considerar no solo el crecimiento poblacional, sino también la gestión de riesgos y la resiliencia frente a fenómenos naturales.
De acuerdo con el Atlas Nacional de Riesgo, la última actualización promedio para los municipios mexiquenses se realizó en 2022. Sin embargo, el aumento en la intensidad y frecuencia de eventos climáticos hace urgente una revisión constante.
Mónica Guadalupe González, especialista en planeación urbana de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex), destaca que el enfoque tradicional en la planificación urbana basado en la expansión territorial y el aumento de la población ha quedado obsoleto.
“Antes, se pensaba únicamente en el tamaño del territorio y en la proyección de crecimiento demográfico. Hoy, estas variables han cambiado: el espacio se reduce y la población sigue aumentando”, explicó.
Según datos de ONU Hábitat, para el año 2030 más del 75 por ciento de la población mexicana vivirá en ciudades. Este fenómeno, advierte la especialista, podría llevar al colapso si no se toman medidas inmediatas.
“Ya no será solo en ciertas zonas del estado; será una realidad que afectará a todos. Con tanta población concentrada, habrá mayor demanda de suelo, vivienda y servicios básicos. Esto requiere respuestas inmediatas”, subrayó.
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El aspecto medioambiental es otro factor crítico. González enfatizó que la planificación urbana debe incluir estrategias para enfrentar variaciones climáticas y garantizar que las ciudades sean resilientes.
“No se trata solo de planificar la movilidad, sino de prepararnos para enfrentar el cambio climático. La ciudad debe ser capaz de adaptarse a estas nuevas condiciones, porque es una realidad que ya no podemos frenar”, advirtió.
Actualmente, los 125 municipios del Estado de México cuentan con atlas de riesgo, herramientas esenciales para identificar zonas vulnerables. No obstante, muchos de estos documentos están desactualizados: algunos datan de 2019 e incluso de 2014, lo que limita su eficacia.