Dialoga, que algo aprenderás.
*Aarón Dávila*

El buen diálogo es aquel que agota el tema sin agotar a sus interlocutores…
El diálogo es una forma de comunicarnos con los demás; un buen diálogo exige, respetar al que habla, habla en tono adecuado y no hablan todos a la vez, saber escuchar antes de responder, pensar en lo que dicen los demás, admitir las opiniones de otros.
El diálogo permite escuchar y entender al otro, para construir acuerdos, para resolver conflictos de forma pacífica, actuar en situaciones de emergencia y trabajar en equipos para alcanzar objetivos de bien común.
Al expresar nuestros pensamientos, ideas, inquietudes y dudas permitimos que los demás nos comprendan.
El lenguaje es, en este sentido, una de las formas de comunicación más efectivas; entendiendo por lenguaje no sólo el hablado, sino también el escrito y los lenguajes no verbales, como los gestos y movimientos corporales.
El diálogo no consiste sólo en decir cosas, para que este valor exista, es necesario que alguien hable y uno más escuche y viceversa; es decir, es una forma de comunicarse.
La comunicación exitosa necesita de un emisor y un receptor, pero para que exista un diálogo exitoso debemos sumar, a esta fórmula, voluntad.
La voluntad es el interés por compartir, hacer y llevar a cabo un diálogo verdadero, con el interés, no sólo de hablar y expresar nuestra forma de pensar, sino también de escuchar, conocer y comprender el pensamiento de los demás.
En este sentido, seguramente hemos visto claros ejemplos en la calle de casos donde el diálogo correcto ha brillado por su ausencia, como, por ejemplo; en un accidente automovilístico, donde ambos conductores se ponen a discutir al mismo tiempo sin dejar hablar o explicar al otro sus motivos o acciones, o seguramente también nos ha tocado ver o estar cerca cuando una pareja de novios discute, los dos hablan o gritan, inescrupulosamente, sin el menor interés por escuchar las razones del otro.
Me imagino un partido de fútbol donde los dos equipos están todo el tiempo a la defensiva y ninguno de los dos toma la ofensiva, para tratar de avanzar en el marcador. ¿Se imaginan eso?
Dialogar es sumamente importante, ya que, al hacerlo de la manera correcta, lograremos llegar a acuerdos, empatar ideas y tomar decisiones correctas.
Imaginemos por un momento una sociedad sin diálogo, donde todos los actores hablan al mismo tiempo, sin escuchar jamás a los demás, sin el mínimo interés por enterarse de los problemas de quienes conforman el resto de esa sociedad, estaremos hablando entonces de anarquía y de caos, de una sociedad de forma destructiva y sin capacidad de análisis.
Muchos de los problemas que suceden en casa, en la escuela, en el trabajo o en la calle, se pueden resolver si dialogamos correctamente, con intención de cambiar las cosas para bien y mejorar la situación que se presenta.
Son diferentes asuntos los que logran destruir o evitar un diálogo correcto, por ejemplo: cuando algo nos provoca temor, las cosas que desconocemos, los temas que no entendemos o no logramos resolver en nuestro intelecto.
Siempre existirá la posibilidad de dialogar y resolver de la mejor forma cualquier situación que se presente, siempre que exista buena voluntad encontraremos puertas por abrir y así lograr un diálogo eficaz.
El rey Salomón decía: “La respuesta apacible desvía el enojo, pero las palabras ásperas encienden los ánimos. La lengua de los sabios hace que el conocimiento sea atractivo, pero la boca de un necio escupe tonterías.”.
Dialogar correctamente, entonces, implica prudencia y sentido común. ¿Cuándo debemos hablar y cuándo es conveniente callar?
Indefectiblemente, un buen diálogo involucra sazón y entendimiento; es decir, hablar con entendimiento y con sabiduría, tener claro lo que conviene o no hablar y cuando es mejor callar.
Recordemos que un diálogo saludable es, en principio, aquel que permite que todos se comuniquen y logren expresar sus pensamientos y necesidades, respetando cada dicho y a cada persona por igual.
William Hazlitt, escritor inglés, dijo: “El arte de la conversación es el arte de escuchar y de ser escuchado.”.