EL ITAM, NIDO DE TECNÓCRATAS NEOPORFIRISTAS
Por Raúl Río Valle
AMLO escribió en Twitter un texto que levantó escozor entre las derechas, en sus medios de comunicación y entre sus comentócratas: “Meade, como Videgaray, es egresado del ITAM, la escuela de tecnócratas neoporfiristas que han dañado la economía de la gente y a la nación”.
Hay quienes consideran que ha sido una generalización innecesaria. No comparto esa opinión, creo que es una definición política, correcta y necesaria en el momento actual que tiene historia, veamos.
El pasado lunes 6 de junio, justo un día después de la elección dominical donde MORENA tuvo electoralmente avances significativos, el rector del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), Arturo Fernández, arremetió contra MORENA, fuerza política de la que advirtió “representa un riesgo para el país”.
También la emprendió contra la CNTE a la que ve como “un animal herido de muerte, que lanza gruñidos y zarpazos a diestra y siniestra; se trata de una organización política que agrupa a un gremio radical formado en una ideología guerrillera, rémora de lo peor de nuestro pasado político”, éste lance lo realizó ante empresarios reunidos en la Expo Bancomer, al presentar su ponencia en defensa de la reforma educativa promovida y defendida por Aurelio Nuño, egresado del ITAM.
¿Quién es el rector del ITAM Arturo Fernández? Es un empresario, consejero de BBVA Bancomer, del Palacio de Hierro, y de Servicios Industriales Peñoles. Es decir, es un empleado de lujo y socio de Alberto Bailleres, el segundo hombre más rico de México, solamente superado por Carlos Slim. Bailleres es también fundador y dueño del ITAM, la empresa educativa y cultural con la que ha dado la batalla de las ideas para imponer la ideología neoliberal en México e incrementar negocios.
Entre los egresados del ITAM se encuentran quienes han controlado la Secretaría de Hacienda desde 1982, entre ellos Pedro Aspe, José Antonio Meade, Luis Videgaray, alumno y socio de Aspe, y Aurelio Nuño ahora al frente de la educación pública. Lo cual quiere decir que los egresados del ITAM han controlado la aplicación de las políticas económicas neoliberales durante todo el salinato, con gobiernos panistas y priístas. Y ahora controlan también la concepción empresarial de la educación y la cultura.
Por si alguna duda hay, tanto Peñoles como BBVA Bancomer son parte de la multiempresa llamada “Mexicanos Primero” cuyo gerente es Claudio X. González, que con la ayuda de Luis Videgaray y Aurelio Nuño se han beneficiado del proceso de privatización de la educación, otorgándoles en bandeja de oro la construcción y remodelación de la infraestructura educativa del país a través del Programa “Escuelas al CIEN”, al cual Videgaray les entregó, para bursatilizar, la nada despreciable cantidad de 50 mil millones de pesos para ejercer entre 2016 y 2018, en un tercio de la infraestructura educativa nacional. Trabajito que continuará Meade.
Alberto Bailleres ha sido amigo cercano de todos los habitantes de Los Pinos, desde Gustavo Díaz Ordaz hasta la fecha. Nunca faltó al “pase de charola” del PRI y, por supuesto, fue impulsor político y financiero de los “Amigos de Fox”. Bailleres, al igual que la mayoría de los empresarios, es muchos más cercano al PAN que al PRI.
Por ello, Bailleres estuvo al frente de la vanguardia empresarial que lanzó la guerra sucia contra AMLO en 2006. Para imponer a través del fraude a Felipe Calderón, un egresado del ITAM con el que Bailleres se sentía más cercano que con el gerente cocacolero Vicente Fox. Dado que Calderón traía asimilada la ideología neoliberal del alma mater empresarial, del ITAM.
Bailleres le impuso a Calderón su programa transexenal llamado “Proyecto Visión de País 2030”, elaborado, según dice Blanche Petrich en el libro “Los Amos de México”, por el mismo Alberto Bailleres en un “guión de debate” que el rector del ITAM, Arturo Fernández, amplió y le dio forma en el documento que publicaron como libro y que titularon: “Visión de País, de la pobreza a la prosperidad para todos”. El “Proyecto 2030” se puede consultar en internet en la revista Contralínea, o en un video que anda circulando en las redes sociales de la Brigada Informativa Altavoz.
Ahí se establece la estrategia de privatización energética, de la salud y la educación, entre otros. También se diseña la total apertura de la economía mexicana, la ampliación de la industria extractiva de minerales a través de la entrega en concesiones de grandes extensiones del territorio nacional, que se ha realizado a través del despojo.
Según el Proyecto en 2030 la integración de económica, social, política, cultural y militar de Estados Unidos, Canadá y México se concluirá. Sería la culminación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Es el proyecto salinista llevado al paroxismo neoliberal de empresarios y políticos y lo han venido impulsando sin quitar puntos ni comas. Ese proyecto salió del ITAM y ha sido implantado puntualmente por sus egresados. Ante el fracaso de Peña, ahora impulsan a Margarita Zavala para concluirlo. O con Meade, lo mismo les da, ambos son de casa.
Hasta que el imperio norteamericano ha empezado a mutar a una etapa superior en donde la sociedad con México ya no le resulta redituable en términos estratégicos, ahora nos vuelven a ver solamente como una colonia a depredar, sin retórica. Hay que recordar que Videgaray decía con espanto que el tema con Donald Trump no era el muro que quería terminar de construir en la frontera, sino que quería acabar con el TLCAN. Es el fracaso del proyecto neoliberal de los empresarios y políticos del salinato.
Pero regresemos un poco. También en 2006, en el inicio formal de las campañas presidenciales los empresarios, antes de que saliera a luz pública el libro “Visión de País 2030”, convocaron, mejor dicho, emplazaron, a todos los candidatos a firmar un Pacto Político en el Alcázar del Castillo de Chapultepec.
Por ese Pacto los candidatos de todos los partidos se comprometían a impulsar el proyecto diseñado por el dueño del ITAM, Alberto Bailleres y redactado por el rector del instituto Arturo Fernández, con la asesoría de los especialistas itamitas en economía. Particularmente el candidato que resultara triunfador en 2006 se comprometía a hacerlo suyo.
A ese Pacto le dieron el nombre público de “Acuerdo Nacional para la Unidad, el Estado de Derecho, el Desarrollo, la Inversión y el Empleo”. Entre los testigos de la firma de los candidatos estaban: Carlos Slim, Emilio Azcárraga, Roberto González, María Asunción Aramburuzavala, Gastón Azcárraga, Eugenio Garza, Carlos Hank Rhon, Gilberto Borja, Claudio X. González, Ricardo Salinas, Lorenzo Servitje, Olegario Vázquez Raña, Juan Francisco Ealy Ortíz, Alejandro Junco de la Vega y Alfredo Harp.
El autor intelectual del proyecto “Visión de País 2030”, Alberto Bailleres, estuvo ausente, pero ya trabajaba para imponer a Felipe Calderón, que ni tardo ni perezoso había firmado el documento. Durante meses lo que se conoció como “El Pacto del Castillo de Chapultepec” disfrutó de amplia difusión mediática.
Todos los contendientes presidenciales del 2006 lo firmaron. Menos uno: Andrés Manuel López Obrador.
La guerra sucia de 2006 tenía como programa de lucha ese documento y todos enfocaron sus baterías contra López Obrador. Muchos no entendieron por qué AMLO desde entonces dijo que él no era un vulgar ambicioso, que era importante llegar, pero no a costa de ir dejando trozos de dignidad por el camino.
¿Por qué López Obrador trae a colación que el ITAM es una escuela de tecnócratas neoporfiristas? Porque el proyecto de la oligarquía neoliberal se ha roto. El estrepitoso fracaso de Peña Nieto y PRI rompió el cimiento de la alianza neoliberal, ahogada y exhibida en un océano de corrupción.
El bloque dominante cruje. Hay muchos indicios de ello, entre los de bajo y en los de arriba, un solo ejemplo es el tremendo pleito entre Carlos Slim y Emilio Azcárraga que la reforma de telecomunicaciones solo agrandó. Los intelectuales orgánicos del neoliberalismo andan en el desconcierto total. Enrique Krauze queriendo iniciar una especie de guerra santa contra Trump.
Y Héctor Aguilar Camín insinuando que una eventual renuncia de Peña le conviene al régimen y no a la oposición. O que cambie totalmente su gobierno y lo refresque, o que relance el que tiene. O que haga algo, pero ya. La desesperación se expande, los empresarios voltean al PAN, la jerarquía eclesiástica muestra el músculo y se lanza contra el Estado Laico.
La alianza del bloque dominante se rompe. En medio de una gran paradoja, cuando una nueva ola derechista invade el mundo, una nueva oportunidad se abre para las fuerzas progresistas y de izquierda en México. El pacto neoliberal de 2006 que renovó el de 1988, se agotó ya.
Y sí, el ITAM es un nido de tecnócratas neoporfiristas y neoliberales. Ver Oriol Malló: “La victoria cultural del ITAM: apuntes sobre poder, élites y economistas”, publicado en La Jornada de Oriente, que se puede consultar en internet.