Gobiernos van y vienen y transporte no mejora su servicio
*Luis Durán*
En septiembre de 2017, el entonces titular de la Secretaría de Movilidad (Semov) del Estado de México, Edmundo Ranero Barrera, informaba oficialmente el aumento en la tarifa mínima del transporte público mexiquense, el cual pasaba de los 8 a 10 pesos, tras una “ardua” investigación técnica para su aprobación, que tardó más de 6 meses en ser elaborada.
Ranero Barrera, quien fuera nombrado encargado de movilidad por el exgobernador Eruviel Ávila Villegas y que ahora se desempeña como delegado distrital de Toluca por el PRI, aseguró que el costo de 8 pesos del transporte en el EdoMéx era vigente desde mayo de 2013, por lo que, después de 4 años, era “necesario” el cambio, ya que el combustible aumentó 70%.
Asimismo, varios de los “compromisos” de los transportistas era que, con la nueva recaudación, se mejoraría las unidades, se capacitarían a los conductores y adoptarían medidas de seguridad, como botones de pánico, videocámaras y GPS en sus vehículos; además de beneficiar a grupos vulnerables, como personas de la tercera edad, discapacitados y estudiantes. -Una película más repetida de las que suelen pasar en televisión abierta-
No obstante, y posterior a casi 3 años de dicha modificación, la Alianza de Autotransportistas Autónomos (AAA) de la República Mexicana solicitó a la Semov el incremento del pasaje 4 pesos más; bajo la justificación, nuevamente, del aumento de las gasolinas, la perdida diaria de 25 millones de pesos por falta de movilidad, ya que los municipios no cuentan con carriles confinados, y la eterna batalla contra los taxis colectivos.
Los concesionarios también señalaron que los 14 pesos mínimos se implementarían a partir de esta semana, pese a no existir una autorización de la dependencia de movilidad; además, se dijeron conscientes de las consecuencias que esto podría tener, aseverando que optarían por aceptar las multas por esto, que esperarse a un acuerdo oficial.
Raymundo Martínez Carbajal, actual titular de la Semov, ratificó que por el momento no existe una norma que apruebe este cambio de tarifa, de los 10 a 14 pesos; sin embargo, expresó que se escuchará a todos los sectores, puesto, hasta el momento, ha recibido la exorbitante cantidad de 124 peticiones para el incremento -triste darse cuenta que valen más las solicitudes de cien transportistas que la de millones de mexiquenses en casi 6 años de injusticias vehiculares-.
Cabe recordar que únicamente 25% de las empresas de transporte del EdoMéx cuenta con las medidas de seguridad oficiales (botones de pánico, cámaras de videovigilancia y GPS), impuestas en la Gaceta del 20 de marzo; e incluso Odilón López Nava, presidente de la Canapat, denunció que el proceso ha sido lento por los líderes sindicales, quienes frenan la mejora y el orden de las unidades.
Irónicamente los transportistas se mostraron inconformes con las modificaciones que se presentaban en dicha iniciativa, al manifestar que ellos no contaban con los recursos para la compra e instalación de las herramientas tecnológicas -¿Y el anterior aumento entonces para qué fue?-, y llegó a tal grado su descaro que indicaron que el costo real del transporte público mexiquense debería de ser de 25 pesos, pero se conformaban con 14.
Tristemente, la realidad de millones de mexiquenses que utilizan el transporte público se refleja en un pésimo servicio, unidades reprobables, conductores sin la mínima educación vial, cívica y humana; además de los robos, acosos, violaciones e infinidad de delitos e injusticias que se cometen día a día en cualquier ruta, línea o autobús de la entidad mexiquense.
Aunque existe un número de denuncia, para aquellos operadores que llegan a cometer faltas a su ‘reglamento’, nada ha pasado y siguen efectuando sus actos anárquicos al volante, exponiendo en todo momento la vida de los usuarios y a todo tipo de peripecias más surreales que una obra de Dalí; pese todo, un gran porcentaje de la culpa no es de los choferes, que en su mayoría no cuenta ni con estudios básicos, sino de los dueños, concesionarios y líderes sindicales.
El aumento al transporte en el Estado de México es un hecho, aunque por este momento sólo se haya retrasado y, en algunos casos, se busque sacar tajo político con él; gobiernos van y gobiernos vienen y nadie a cuestionado la sobrepoblación de unidades, la repetición en las rutas, sus famosos “tiempos”, el reglamento vehicular, la verificación de los mismo o el hecho de tener el pasaje más caro de todo el país.
Quizá el tema no es de mucha importancia para el gobernador mexiquense, quien sigue haciendo oídos sordos ante las problemáticas más graves que se viven en su estado; tal vez está más enfocado en sus aspiraciones políticas futuras o en buscar algún cargo que ejercer tras su término de administración paupérrimo -y eso que apenas lleva un poco más de un año-, como suelen hacer todos los entes burocráticos.