viernes, noviembre 22, 2024
Opinión

In Procure: El valor de la salud

*Aarón Dávila*

Foto: Especial.

En cierta ocasión un joven me pregunto: ¿Cómo nos damos cuenta del momento en que hemos llegado a ser viejos?, a lo cual le respondí, además del asunto cronológico, te das cuenta del paso y efecto del tiempo en al menos dos cosas; en primer lugar, cuando al subir una escalera necesitas más de un minuto para reponerte y, en segundo lugar, cuando en una charla de café ocupas más de dos minutos en contarle a los demás acerca de la cantidad de medicamentos que ingieres diariamente y el número de malestares que te aquejan día a día.

Cuando hablamos de salud, sin embargo, debemos hablar no tan sólo de la física, sino, en un aspecto integral, debemos hablar del sentido amplio de la expresión salud mental, económica, social, familiar, laboral, medica, etc.

Es por esto por lo que al hablar de salud entendemos que puede y debe considerarse como valor, además claro de un derecho. El valor de la salud establece, en principio, la necesidad de conocer, ejercer y compartir sus principios, en lo personal, en lo familiar y en el ámbito social.

Un valor que no se procura es como un vaso con agua fresca en un pedestal con un letrero prohibiendo su consumo en un día muy caluroso. Los valores en general son un regalo para la humanidad y, hablando de la salud, tratamos con un valor superior.

La salud, entendida como ausencia de enfermedad y como resultado de un equilibrio biológico, mental y social, ha alcanzado el rango de derecho fundamental de las personas; esta noción integral de la salud se vincula con una noción también integral de la persona y hay que concretarla en el desarrollo de dimensiones racionales, emocionales y conductuales, que permitan un equilibrio de sus necesidades con los recursos del sistema de salud disponibles.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), que es la autoridad directiva y coordinadora de la acción sanitaria en el sistema de las Naciones Unidas, en su constitución dice: El goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano, sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o social.

Juan el evangelista, hablando del valor que nos ocupa, dijo: Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas y que tengas salud, así como prospera tu alma.

Noté de qué manera liga tres asuntos de forma maravillosa, la plenitud, la salud y la prosperidad del alma.

La plenitud como el verdadero éxito de los seres humanos, la salud que en su cuidado integral genera paz y equilibrio y un estado enriquecido del alma, estado que genera en todo y siempre el conocimiento de la verdad.

Mahatma Gandhi dijo que la salud es la riqueza real y no piezas de oro y plata; Buda cerro esta idea diciendo que sin salud la vida no es vida, es sólo un estado de languidez y sufrimiento, una imagen de la muerte.

Gozar de buena salud en cada aspecto de nuestra vida está lejos de las apariencias, este es un valor primario, de tiempo completo y de amplio espectro.

El mayor regalo que le puedes dar a tu familia y al mundo es un tú saludable, Joyce Meyer.

Un corazón libre de rencores y amarguras, una mente ávida de conocimiento limpia de malos pensamientos, una actitud triunfante ante la vida, amor y equilibrio, familia y amigos, todo enriquecido por un estado de salud integral. Dios delante en cumplimiento de su promesa de vida abundante.

El término ‘in procure’ se traduce como la capacidad de tomar posesión de algo o hacer tuyo algo; tomemos posesión de este valor fabuloso, el valor de la salud y que cada parte de nosotros viva saludable cada día y por muchos de ellos.

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