LA CONSTITUCIÓN DE UNOS CUANTOS
Por Alfonso Bravo
La semana pasada se promulgó la constitución de la Ciudad De México, se trata de la que ya es la norma fundamental para una de las ciudades más pobladas del mundo y que influirá en la vida de millones de personas.
Una Constitución de acuerdo con la doctrina es la ley suprema de un Estado que establece los derechos y garantías de sus habitantes, así como su estructura política y su funcionamiento. En las democracias esta norma fundamental se otorga por el pueblo, donde reside el poder soberano, al ser el contrato social donde se llegan a los acuerdos sobre las libertades individuales en relación con los ideales comunes tendientes al bien común.
No recuerdo haber leído en la historia de los Estados democráticos, ni en la de los que no lo son, que se diera una Constitución para millones solo entre una camarilla quitando al pueblo la facultad de darse su Carta Magna como lo hemos visto en la nueva Ciudad de México.
La norma fundamental está viciada de origen el hecho de que 40 de los 100 constituyentes fueran designados por Mancera, Peña y el Congreso de la Unión hizo que los capitalinos estuvieran a merced del capricho institucional, si a esto adicionamos que el texto fue redactado por un “grupo de notables” designados al arbitrio de Mancera el resultado es un desdén a la soberanía del pueblo.
El nuevo documento es una plataforma ideológica del actual jefe de gobierno que fue discutido y aprobado por una mayoría que él había preconstituido, no se escuchó a la población de la Ciudad y al final se hizo oídos sordos ante el llamado de la sociedad de someter a referéndum el texto final.
Si hoy a 11 días de su promulgación la buscas es prácticamente imposible encontrarla, a pesar de que nos encontramos en la era de la información, ni la página de internet de la propia constitución ni de la Asamblea de la CDMX la tienen, y hoy ya la Ciudad de México comienza a ser regida por la Constitución de unos cuantos.
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