Los caminos de la humanidad
*Aarón Dávila*
Acostumbramos a planear tanto como podemos nuestros siguientes pasos.
Planeamos todos los asuntos posibles al iniciar un año nuevo, salimos de prisa para comprar una agenda acorde a nuestras necesidades.
Existe quién las prefiere tipo carpeta o tipo portafolio o posiblemente un modelo de bolsillo.
Hacer planes se convierte en parte de la emoción de la vida, aunque, siendo sinceros una buena planeación resulta no ser tan sencilla.
Lo que sucede en primer lugar es que planear nuestras actividades día a día implica en primer lugar: establecer un orden adecuado a seguir, inmediatamente después de establecido el orden, le seguirá apropiadamente una estrategia bien definida y la estrategia nos obliga a priorizar o resolver lo que es más importante realizar o atender en primer lugar.
En fin, claramente son pocas las personas que siguen un método o sistema cuando de planear el camino de vida se trata.
En lo personal antes de planear mi camino, me gusta reflexionar con especial cuidado los hechos alrededor de mi vida, para así tomar el camino adecuado, cómo por ejemplo: Las cosas que en forma integral afectaran la paz o la salud o el bienestar de mi familia.
En segundo lugar, todas aquellas cosas que procuran una mejora directa en la estructura económica familiar.
En tercer lugar, los asuntos de bienestar personal. Mi tiempo personal: capacitación, proyectos de vida, mejoras estructurales, etc.
Finalmente, tomo todo lo que resulto de mi análisis y reflexión interior y con grandes dosis de fe y esperanza presento todo delante de Dios y pido con toda sencilles su apoyo para que todo ese paquete de cosas pueda en el orden que convenga, hacerse realidad.
La pregunta es ¿realmente en cuantos planes incluimos a Dios?
El rey Salomón decía:
“Podemos hacer nuestros planes,
pero el Señor determina nuestros pasos.”
Me encanta cómo lo dice: El corazón del hombre piensa, hace planes, forja ideales y traza caminos pero olvida presentarlos primero al Señor. Entonces es necesario que el Señor enderece los planes, o mejor dicho corrija, porque sólo él conoce a donde nos llevan.
¿A caso es malo hacer planes entonces? Hacer planes no es malo, lo que está mal es no incluir a Dios primero en ellos.
Mi suegra utiliza un dicho que dice: “Si Dios quiere pajarito, si Dios quiere.”
Si Dios quiere, es decir, si es su voluntad, así de claro es.
Si quieres una casa, pide a Dios su intervención conforme a su voluntad, si un carro, también, si una esposa, también, si un mejor trabajo, también…
Definitivamente siempre será mejor llegar que sólo ver de lejos la meta y si ya nos toco una pandemia, si ya vimos lo frágil de la economía nacional y mundial, si hemos sufrido tantas veces las promesas de los políticos, entonces acercarnos a Dios con toda sencilles no debe causarnos el menor problema, por el contrario, encontraremos que más allá de cualquier asunto religioso, tener fe y ver las cosas con esperanza te harán fuerte en todos tus caminos hoy y siempre.