Los grafiteros vandalizan escuelas y la parroquia; rayan por todos lados, en Xonacatlán
*José Ángel Gutiérrez López*
Comercios, viviendas, escuelas, la presidencia municipal y la propia parroquia no escapan del vandalismo en Xonacatlán, donde ajenos al arte del gran Jean-Michel Basquiat, los jóvenes dañan con grafiti las paredes de casi todos estos lugares.
Aunque están tipificadas como “daños a la propiedad pública o privada”, las pintas son una práctica común entre jóvenes de educación secundaria y media superior, quienes “ahora sí se pasaron”, dice Carmen, al notar “garabatos” en la parroquia de San Francisco de Asís.
Pared trasera y ventanas del recinto católico amanecieron rayados con letras azul cielo de más de 1.5 metros de altura, en un tramo lineal de aproximadamente ocho metros, en la división de las oficinas parroquiales y del colegio pedagógico Fernando Montes de Oca.
Irónicamente la pinta apareció frente a un módulo recién remodelado –y de antaño inhabilitado– de la Secretaría de Seguridad del Estado de México (SSEM), a pocos metros de la comisaría de Seguridad Pública Municipal de Xonacatlán ubicada en el interior de la alcaldía.
En el muro norte de la iglesia, visible desde el corredor divisorio con el edificio de gobierno municipal, también se aprecian grafitis en un arco de cantera, bajo una ventana de vitrales.
La parroquia de San Francisco, que data de finales del siglo XVI, presume su construcción estilo barroco, aunque por remodelaciones ha perdido parte de su estilo original y ahora sufre los estragos de la inconsciencia.
Una pared de la alcaldía, en su cara norte, también contenía pintas en azul, morado y negro, en la parte exterior de las oficinas del Servicio Postal, lo que aunado a varias manchas de orina seca son parte del panorama, aunque en esto último colaboran algunos adultos.
El colegio Montes de Oca tampoco escapa como “lienzo” para el aerosol de los jóvenes, ya que su sector sur, en la intersección de avenida Independencia y Santos Degollado. Su muro azul está invadido de trazos negros y plateados.
A menudo afectada por el aerosol, la secundaria Gustavo A. Vicencio, ubicada en la calle del mismo nombre, es otro espacio involuntario para las pintas, a lo largo de su extensión desde avenida 5 de Mayo casi esquina con Independencia.
“En esta escuela más tardan en pintar que los p… chamacos en volver a rayar, esto es todos los años. Debería haber cámaras o vigilancia, ya que nadie se da cuenta cuando hacen este grafiti, que la verdad se ve mal y da mala imagen al municipio”, añadió otra vecina.
Si bien el estadunidense Jean-Michel y varios contemporáneos paladearon el éxito el grafiti en los setentas, hoy queda algo claro: no todo el que pinta garabatos en una fachada es un artista.