Makech, tradición y joya viva
*Eréndira Zavala C*
En el estado de Yucatán existe una leyenda que cuenta la historia de Cuzán, una bella princesa maya con cabellos como alas de golondrina, hija de Ahnú Dtundtunxcaán, el Gran Señor que se sumerge en el cielo, quien la comprometió con el príncipe Ek Chapat. Pero un día, entre las tropas, conoció al guerrero Chalpol, Cabeza Roja, enamorándose enseguida y jurándose amor eterno. Cuando el rey se enteró de los encuentros clandestinos que su hija tenía con un plebeyo, ordenó que fuera sacrificado.
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Cuzán prometió dejar de ver a Chalpol y casarse con Ek Chapat a cambio de que no muriera. La princesa inconsolable lloraba por las noches y en una de ellas, se le acercó un hechicero con un escarabajo diciéndole que era Chalpol, quien había sido convertido en insecto por haber tenido la osadía de amarla. Cuzán recordó la promesa hecha, el mejor joyero del reino lo cubrió de piedras preciosas y le colocó en una de sus patitas una cadenita de oro; entonces, Cuzán lo prendió a su pecho susurrando “Makech eres un hombre, escucha el latido de mi corazón, en él vivirás siempre. He jurado a los dioses no olvidarte nunca”.
El amor por encima del tiempo entre Cuzán y Chalpol, originó una curiosa costumbre hasta el día de hoy.
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