María, Lele y Dönxu
*Eréndira Zavala C*
En nuestro país, siempre es posible encontrar lugares y objetos llenos de tradición e historia que se convierten en referentes de nuestra cultura; un ejemplo de ello son las muñecas de trapo -con su cabello negro trenzado con listones de colores, blusas bordadas y faldas coloridas- que, según la tradición, acompañaban a los rituales sepulcrales infantiles para proteger a los niños de los malos espíritus; con la llegada de los españoles a estas tierras, las muñecas fueron una alternativa tradicional y económica a los juguetes traídos de la Nueva España, hechos con porcelana.
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Las muñecas de trapo tienen su origen en las comunidades mazahua y otomí establecidas en el centro del país en los estados de Querétaro, Guanajuato, Michoacán y el Estado de México, lugares donde comenzó su confección. Estas muñecas son una artesanía tradicional que preserva la magia y humildad de las mujeres indígenas y son representativas de aquellas que recorrían las calles con la indumentaria típica de su cultura, por lo que se les comenzó a llamar despectivamente “Marías”.
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