domingo, diciembre 22, 2024
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Por el éxito económico aumenta del síndrome de desgaste profesional en jóvenes

*Melchor García*

Foto: Melchor García.

En los últimos años, el síndrome de desgaste profesional, comúnmente conocido como burnout, ha comenzado a impactar de manera alarmante a los jóvenes en México

Estudios recientes indican que hasta 7 de cada 10 profesionistas han experimentado este síndrome en algún momento de su trayectoria laboral, con causas frecuentemente relacionadas con la creciente presión por alcanzar el éxito económico y profesional.

En entrevista para Diario Evolución, Asbel Delgado, un joven de 22 años y licenciado en finanzas, es un ejemplo representativo de cómo estas expectativas pueden afectar tanto la salud mental como física.

Desde su graduación, dice, enfrentó severos cuadros de ansiedad, gastritis, falta de sueño, dolores de cabeza y bruxismo, que le han causado daño en la quijada. La presión por convertirse en un pilar en un mundo financiero lo llevó al borde del colapso.

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Después de finalizar su licenciatura, Asbel decidió emprender un negocio de producción de pan, lo que consumió gran parte de su tiempo y energía. Se encontraba trabajando más de 16 horas al día, además de perseguir un grado de maestría en finanzas, sin dejar espacio para el descanso. Su rutina lo llevó a dormir apenas cinco horas por noche, reduciendo drásticamente su tiempo para relajarse. 

La saturación de trabajo y la falta de autocuidado resultaron en problemas de salud que incluyeron migrañas, problemas digestivos y arritmias.  

Un especialista que lo atendió identificó que su problema no era únicamente físico; su estado reflejaba una carga emocional significativa que necesitaba atención.

“Tenía miedo de la salud, miedo a la muerte, miedo al rechazo”, expresa Asbel, aludiendo a traumas que lo acompañaban. Este fenómeno refleja una norma cultural arraigada en la sociedad mexicana: “eres cuánto tienes y representas lo que logras”. 

Hoy, esta máxima se ve intensificada por la influencia de las redes sociales, que exacerban la competencia y la comparación entre pares, generando una presión aún mayor para alcanzar metas de éxito y riqueza de manera rápida.

Al comenzar a trabajar en su inteligencia emocional, Asbel empezó a priorizar su bienestar personal y redefinir sus objetivos. 

En lugar de buscar el reconocimiento externo, encontró valor en estar en paz consigo mismo. Hoy se dedica a proyectos de crecimiento personal, compartiendo su experiencia y ayudando a otros a transformar sus vidas.

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