Que la pandemia no nos quite el ritmo
*Melchor García*
Hasta antes de la pandemia, Francisco solía tener una escuela de baile en el centro de Toluca, pero el coronavirus la llevó a la quiebra
Con ello mantenía a su hija y esposa, hace dos meses decidió que Los Portales de Toluca serían su escenario; sus pies le recordaron que no hay camino y que el camino se hace al andar.
De la mano de una pequeña bocina portátil genera el ambiente, danzón, salsa, cumbias. Se le escucha contar antes de cada canción, “cinco, seis, siete, ocho y arranca”.
“Empecé a tomar clases de baile a los 15 años y a dar clase hace 33. Estoy aquí bailando porque se requiere tener trabajo y la gente no ha ido a la academia, por eso situación me vi obligado a bailar y sostener a la familia. Para mi esto es vida, es una fuente de vida, me hace feliz, estoy sano, no me enfermo y con esto de la pandemia no tengo miedo porque tengo defensas; me mantiene pensante, ocupado, fuera de vicios y a través del baile soy sociable, hago amigos”.
La cadencia de sus piernas, la manera en la que mueve las manos con elegancia -al ritmo que le pongan-, delatan sus ganas de salir adelante.
Se esperó a estar vacunado contra el SARS-CoV-2 para salir a bailar por unas monedas, a sus 68 años asegura tener aún la energía para hacerlo.
Mientras la música suena, las monedas comienzan a llegar, de 5 y 10 pesos, si tiene suerte hasta billetes de 20, así saca para completar el gasto, para tener qué comer y darle a su familia, no es rico -lo reconoce- y aunque vive al día, se sabe luchador pues perdió 200 mil pesos durante el año pasado entre colegiaturas que no llegaron y la inversión que tenía en el estudio.
La meta de Francisco es reabrir un estudio, regresar a enseñar a dominar los movimientos del cuerpo, aunque no tiene prisa, para él, el COVID-19 llegó para quedarse y tendremos que aprender a vivir con la pandemia.