Recibe fe un destello de alivio
*Melchor García*
Con el evangelio recordando la parábola del “trigo y la cizaña”, que refiere la importancia de la paciencia pese al mal y las vicisitudes pues la justicia habrá de llegar, fue como este domingo regresaron a la nueva normalidad los templos religiosos católicos en el Estado de México.
En el avance al color naranja del semáforo epidemiológico, que permite la apertura a un 30 por ciento de la capacidad de estos espacios, fue como regresó la fe de forma presencial a los templos.
Para ingresar, los fieles debieron portar estrictamente el cubrebocas, mantenerlo durante la homilía, permitir la medición de la temperatura, limpiar sus manos con gel antibacterial y guardar la sana distancia, sólo dos personas por banca separadas a su vez.
Al encabezar la ceremonia en la Catedral de Toluca, Francisco Javier Chavolla Ramos, arzobispo de la Arquidiócesis, llamó a recordar aquellos que han perdido la vida durante la pandemia como muestra de la prueba en los tiempos que vivimos.
En tanto, dijo, debemos ser pacientes porque los tiempos de prueba como los de la emergencia terminarán y la justicia, como en la parábola del trigo y el centeno, llegará.
“Muchos dicen por qué Dios permite el COVID-19 y por qué no termina con el virus, porque él respeta nuestra libertad y sus consecuencias.”.
A las 11 horas inició la celebración de forma presencial luego de casi cuatro meses, en la que contrario a la costumbre, el recinto religioso lució casi vacío apenas con 90 asistentes, quienes debieron sujetarse a la nueva normalidad como con no dar el tradicional saludo de la paz y recibir la hostia en las manos para evitar el contacto.
Este acto marca la reactivación de las celebraciones religiosas como bodas o bautizos, los cuales también deberán ceñirse al mínimo número de asistentes en cada acto.