Regresó a la vida liver -pulga

*Melchor García*

El sonido de la música, la sazón de los puestos de comida, los gritos de venta llamando a los compradores, y las familias buscando las mejores ofertas es como volvieron a los pasillos del Gran Bazar Toluca, el tradicional “Piojo”, o como los fifís de barrio presumen en sus redes “liver-pulga”. 

Con la instrumentación de un protocolo de acceso que integra el uso obligatorio del cubrebocas, aplicación de gel antibacterial, separación entre puestos, así como un máximo del 30 por ciento de su capacidad es como este espacio tradicional para la compra de productos a bajo precio y de segunda mano intenta recuperar su actividad tras el paro prolongado que generó la primera parte de la pandemia. 

“Fue muy complicado el no haber tenido la posibilidad de sustento de muchas de las personas de los comerciantes que vienen, muchos viven al día, realmente fue para ellos una complicación muy fuerte porque al no tener ese ingreso repercute en muchos aspectos no solo en el económico, hay algunas personas con enfermedad, hay algunas personas que rentan vaya, es una vida cotidiana que se tienen que sufragar todos esos gastos y que al vernos afectados en ese aspecto yo creo que si fue muy difícil para todos.”, María Elena coordinadora de Liver-Pulga. 

En sus primeros días de venta advierten que el deterioro económico de las familias es notable pues aún en este espacio de bajos precios prevalece una mínima asistencia de personas, con una venta aún más bajo. 

“Vamos repuntando poco a poco, en realidad lo poco que los comerciantes llegaron a tener lo fueron utilizando para el día al día y hoy están teniendo nuevamente esa oportunidad de poder recapitalizar otra vez en esto y poder volver a invertir, porque al final del día se acabó todo y pues ni modo es poco a poco, para la gente que vine a comprar que muchas se quedaron sin trabajo, hay muy poca afluencia de gente.”, refirió María Elena.

El día de hoy tienen instalados filtros sanitarios en cada acceso donde dotan de gel antibacterial e impiden el acceso a quien no porte el cubrebocas, así como a las personas de la tercera edad, mujeres embarazadas y menores de seis años, sin embargo, reconocen que, aunque la mayoría acata las normas no falta quien trate de romper la nueva normalidad. 

“Yo creo que todos en medida tenemos que estar cumpliendo las medidas básicas, que no vengan personas embarazadas, los niños, personas adultas poca afluencia de personas en realidad, yo creo que como familia es importante que nos cuidemos y que, si es necesario, una persona por familia que puede venir a visitarnos es algo muy importante.”, dijo.  

Hoy todos los puestos dotan también de gel antibacterial como medida paliativa para evitar ser un foco de infección.