Triunfo absoluto del ganadero Fernando Lomelí en la Plaza México
*José Moisés de la Luz*
Con un encierro impecablemente presentado, se dio el segundo festejo en la monumental de Insurgentes. Colgados del cartel, César Pacheco, Luis Martínez y Jesús Sosa.
Palmas en el arrastre para los novillos de nombre “Flaquito”, “Mi Cuatote”, “Bonito” , “Don Fer” y “Graduado”. Arrastre lento para el novillo “Güerito” salida al tercio para el banderillero Gerardo de Arriaga, vuelta al ruedo para el ganadero Fernando Lomelí.
El primero para César Pacheco, un novillo que, como el resto de sus hermanos, exigía muletas con más poder, no obstante, Pacheco anduvo voluntarioso y consiguió momentos de interés y por momentos entusiasmó al respetable, igual que en su segundo, pero no terminó por conseguir la faena importante, en ambos saludó en el tercio.
Luis Martínez tuvo dos astados para triunfar, pero dejó claro que le falta torear, no vale pretextar que el escenario pesa.
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Sin duda lo que más le ha pesado es la falta de seguridad, de sitio; esto muy evidente con su segundo, un auténtico “Dije” que, además de esa bella lamina, poseía bravura, raza y el torero en turno, luego de conseguir un muletazo de calidad, tenía prisa por reponer el terreno, dando pasos apresurados, cuando el novillo necesitaba que se quedara a ligar pases y así el astado se fue inédito en tanto que, de los tendidos de sol, se escuchaba el triste lamento “lástima de toro”.
Jesús Sosa, con cara aun de chamaco, salió con deseos, con actitud de novillero, en su primero con el que a la postre se llevó una auténtica paliza, pero le tumbó una oreja.
Desde que se abrió de capa, lo hizo tomando el capote muy corto, es decir, las manos muy cerca de la esclavina, lanceando con gusto, igual con la muleta mostró valor y adelantos en su quehacer taurino, certero con la espada, le conceden una oreja.
Con su segundo, el que cerró plaza también naufragó y se retira en silencio.
