Un dulce antojo, la charamusca
*Eréndira Zavala C*
Si han visitado Guanajuato, ya sea la ciudad capital o alguno de sus municipios, además de los recorridos tradicionales, quizá escucharon hablar de las charamuscas, y si escucharon a su curiosidad y las compraron, entonces probaron uno de los dulces más tradicionales de este estado.
Por definición, la palabra charamusca se refiere a las partículas de leña convertidas en fuego o ceniza, que escapan al viento en una fogata. Pero, según el Diccionario Enciclopédico Larousse de la Gastronomía Mexicana, las charamuscas son: Figurillas hechas de caramelo, que originalmente tenían forma de un churro retorcido, pero el ingenio del mexicano ha logrado obtener diferentes formas. Se prepara con piloncillo hervido en agua; cuando éste alcanza su punto exacto de cocción, se retira del fuego y se trabaja estirándolo para lograr la forma deseada.
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En el estado de Guanajuato el dulce se trabaja y se estira para hacer figuras de muertos, momias o quijotes; algunas resultan ser verdaderas estatuillas o esculturas de caramelo, que los visitantes compran como recuerdo o curiosidad. En Salamanca, Guanajuato, es un dulce tradicional para los días de la Semana Santa. Las de Jalisco son similares a las de Guanajuato, pero las figuras son charros o mariachis con sarape de tela, que en muchas ocasiones se encuentran abrazando botellas de tequila. También se acostumbran en Aguascalientes, Zacatecas, San Luis Potosí y en el norte de Veracruz, donde a la mezcla de agua y piloncillo se la agrega canela.
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